martes, 18 de marzo de 2008

El Triunfo de Marx (Parte 1)

F. Engels en su discurso ante la tumba de Marx el 17 de marzo de 1883, enunció las grandes aportaciones de Marx a la ciencia social: la ley del desarrollo de la historia humana, el Materialismo Histórico y la ley específica del desarrollo del modo de producción capitalista, la teoría del valor trabajo Marxista. Ambas, pilares esenciales del pensamiento Marxista.

En los 125 años trascurridos desde la muerte de Marx, se han producido importantes acontecimientos en el devenir social, tanto en el terreno económico; con un formidable desarrollo de las fuerzas productivas, como en el científico con un extraordinario avance de la ciencia a todos los niveles y en el político con el agravamiento de las contradicciones de clase.

El sistema capitalista, en su ansia de acumulación de ganancias, con la burguesía como clase dominante y el proletariado como clase dominada, ha impulsado la capacidad productiva de la sociedad a cotas insospechadas, tanto para satisfacer las necesidades de amplios sectores de la humanidad, como para incrementar la voracidad depredadora sobre el trabajo humano y los recursos naturales, produciendo más de lo socialmente necesario, provocando crisis cíclicas con consecuencias nefastas para toda la población. Es la contradicción apuntada por Marx, de un sistema capaz de generar riqueza y construcción social inimaginables hasta la fecha, como de extender la pobreza, la miseria y la destrucción del medio ambiente de una manera desproporcionada. Y sin embargo es esta contradicción la que supone la superación del propio sistema capitalista, de las relaciones de producción que de el emanan y la aparición de un nuevo modo de producción, de unas nuevas relaciones de producción.

Políticamente el hecho mas relevante desde la muerte de Marx es sin ningún genero de duda la Revolución de Octubre en Rusia, la toma del poder por parte del proletariado y la instauración de un estado socialista revolucionario. Este hecho supone el pistoletazo de salida para un cambio trascendental en el desarrollo de la organización de las sociedades humanas: el socialismo; cambio que culmina con la II Guerra Mundial.

Este cambio que es consecuencia de una nueva etapa de desarrollo del capitalismo, en la que la concentración del capital es la lógica del sistema, se inicia a finales del siglo XIX y culmina con el final de la II Guerra Mundial. Este periodo de transito es el mas convulso de la historia de la humanidad, por las consecuencias que las contradicciones generadas tuvieron sobre millones de personas en todo el mundo. Contradicciones que derivaron en confrontación entre la propia burguesía, entre los sectores monopolistas y los liberal burgueses; confrontación entre estados capitalistas por el control y dominio de mercados (I Guerra Mundial) y en otros a confrontación entre burgueses y proletarios en los estados capitalistas (luchas obreras y revoluciones proletarias) y con los emergentes estados socialistas proletarios. (La Guerra contra la naciente URSS y la II Guerra Mundial).

La crisis capitalista de los años 30, supone el “derrumbe” del sistema capitalista en su forma originaria, la liberal burguesa. La anarquía de la producción del sistema capitalista, que ha ido generando crisis cíclicas de sobreproducción de mercancías, a cual mas grave, alcanza su nivel de contradicción mas aguda con el Crack del 29 en USA, fecha simbólica de la crisis, pues esta perduró hasta el inicio de la II Guerra Mundial. Crisis en la que cientos de miles de pequeños, medianos y grandes capitalistas son barridos literalmente del orden económico imperante hasta la fecha. La suerte de los trabajadores no fue menos dura; millones de asalariados pasaron a engrosar las filas del paro, con las consecuencias de miseria y hambre para amplios sectores de la población.

Sin embargo, de estas contradicciones del sistema surge la oportunidad histórica del proletariado de impulsar el desarrollo del socialismo en los países capitalistas. Primero en la URSS, donde de manera exitosa las medidas socialistas desarrolladas por los Bolcheviques tras la toma y consolidación del poder, lleva a la superación de las contradicciones del sistema mediante la concentración y control de la economía por el estado socialista. En los estados capitalistas, la lógica del socialismo (y la marcha de la economía en la URSS) se impone y son sectores de la propia burguesía, la vinculada al capital monopolista, (cuyo más genuino representante es Henry Ford en USA), quien desarrolla el “socialismo” e impone un acuerdo con el proletariado, donde este renuncia a la toma del poder a cambio de un conjunto de medidas que le beneficien como clase. En Alemania, el socialismo burgués adquiere formas reaccionarias, con consecuencias nefastas para la población de todo el mundo. Con la II Guerra Mundial estallan las contradicciones entre el viejo capitalismo y el nuevo capitalismo. Aunque Francia e Inglaterra se encuentran entre el lado de los vencedores, representan al viejo capitalismo que sale derrotado de la contienda al igual que la burguesía reaccionaria alemana. Los auténticos vencedores son USA y URSS, que representan el nuevo capitalismo. El fin de la II Guerra Mundial supone el triunfo del “socialismo” en todos los estados capitalistas desarrollados. El proletariado rindió un elevado tributo en todo este proceso, en sangre, sudor y poder político.

El mas eminente teórico del socialismo burgués es J. M. Keynes. El Keynesianismo desarrollado en los países capitalistas supone la superación de las crisis endémicas de sobreproducción. El Keynesianismo precede al “derrumbe” del capitalismo liberal burgués; a la masiva destrucción de pequeñas y medianas empresas ocurrida en los años 30. Keynes representa para el nuevo capitalismo, en su etapa socialista lo que Colbert para el feudalismo en su etapa mercantilista. Los años posteriores a la II Guerra Mundial hasta los 70 del siglo XX, son años de crecimiento económico sostenido, de un enorme desarrollo de las fuerzas productoras de la sociedad, al tiempo que un gran avance de la socialización a todos los niveles: educación, sanidad, mejores condiciones laborales, participación en los beneficios del capital por parte de trabajadores de los países capitalistas, constituyendo una aristocracia obrera. Esta situación también se da en los países de socialismo real, pero aquí es la aristocracia obrera la que controla el estado y desarrolla una política e ideología basada en el “puritanismo proletario”; expresión que pretende explicar este periodo por similitud con el periodo en el que la burguesía detentaba el poder en Holanda e Inglaterra, en el siglo XVII, y desarrollaban el mercantilismo, antesala del Capitalismo. A esta etapa de concentración del capital, de la capacidad productiva, en manos del estado o de grandes corporaciones, le corresponden una política, una ideología determinadas; en todas las sociedades domina de una u otra manera el pensamiento único, los gobiernos autoritarios, la planificación económica. Es la etapa “absolutista”, del capitalismo.


Marx, al analizar las leyes objetivas del desarrollo del sistema capitalista, a pesar de vivir en la etapa de expansión del capitalismo liberal burgués, vislumbró en su análisis científico del funcionamiento capitalista, las leyes contradictorias del mismo. Primero del capitalismo liberal burgués, al evidenciar la anarquía del sistema por la sobreproducción de mercancías, que inexorablemente llevaba a un colapso del mismo, con consecuencias de explotación, miseria y hambre para toda la población, y que hacían inexorable el advenimiento del socialismo, como así sucedió. Y una ley fundamental de la acumulación capitalista, la ley de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia. Según Marx “la ley mas importante de la economía política”. Dicha ley, aunque opera en el sistema capitalista desde sus orígenes, no se muestra como ley principal hasta que los elevados niveles de acumulación, la concentración de capital no se muestran como factores dominantes en el funcionamiento del sistema. En la etapa liberal burguesa, la anarquía de la producción, eran causa de las crisis de sobreproducción y la consecuencia de la bajada de los beneficios. En la nueva etapa del capitalismo, la etapa “socialista”, una suerte de capitalismo organizado (ya sea socialismo revolucionario, como en la URSS o los países del llamado socialismo real; o en los estados capitalistas desarrollados, con el socialismo burgués); la ley de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, es la ley fundamental de este periodo, como dijo Marx, es la ley mas importante, porque es la ley que muestra el final del capitalismo como sistema de producción, su razón de ser; la ganancia, el beneficio capitalista tienden a desaparecer. Solo la burguesía, como clase capitalista y determinados sectores del proletariado con interés en que se perpetúe el sistema en su forma “socialista” ofrecerán resistencia a que la lógica del desarrollo social, lleve a toda la sociedad a una nueva etapa, el comunismo.

En los años posteriores a la segunda guerra mundial, la lógica capitalista de la concentración de capital, supuso un elevado nivel de desarrollo industrial, con altas cuotas de beneficio y acumulación, de los que se beneficiaron amplios sectores obreros de los países capitalistas. (Por el contrario la población de los países atrasados, eran victimas de la sobreexplotación de recursos y del trabajo). Sin embargo la lógica del capital, en su formidable desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, en su etapa “socialista” hacían imparable la lógica de “la ley fundamental del capital”. Y esta generó contradicciones en el sistema, provocando una crisis desconocida para el capital a partir de los años 70; pero previsible en la formulación de Marx de la Ley de la baja Tendencial de la tasa de ganancia. Las recetas keynesianas no sirven ante esta crisis, la naturaleza de la crisis es completamente distinta a la de los años 30. Paradójicamente la solución está en la propia ley formulada por Marx, y en las contra tendencias de dicha ley. El capital financiero en los 80 y 90 desarrolla las contra tendencias, aplica el análisis de Marx: aumento del grado de explotación del trabajo, reducción del salario por debajo de su valor, abaratamiento de los elementos del capital constante, la sobrepoblación relativa, el comercio exterior, el aumento del capital accionario. El impresionante desarrollo tecnológico que se inicia en los años 80, viene ocasionado por la crisis y como parte de las contra tendencias que tratan de contrarrestar la caída de la tasa de ganancia. El actual desarrollo tecnológico es inconcebible sin los importantes y decisivos avances científicos de finales del XIX y principios del XX.

Las “crisis de rentabilidad”, de “productividad”, como llama el capital financiero a la caída de la tasa de ganancia, significa una nueva fase en el desarrollo del capitalismo; la última, esta es una crisis irresoluble por el sistema, el desarrollo de contra tendencias supone un ahondamiento de la contradicción. Es el final del modo de producción capitalista, final que no será efectivo hasta que la lucha de clases acabe con los sectores que se resisten al nuevo orden de cosas y se extienda a todo el planeta. Es el triunfo del comunismo en todas las sociedades humanas.
En los estados surgidos de las revoluciones proletarias, fundamentalmente la URSS y países del este de Europa, el socialismo supone un importante desarrollo de las fuerzas productivas, lo que redunda en una mejora significativa a todos los niveles de las condiciones de vida de los obreros y de la población en general. En los llamados países de socialismo real, el proletariado es la clase dominante e impone una forma “absoluta” de socialismo, cuya característica esencial es la concentración de todo el poder político y económico en el estado socialista, que planifica el desarrollo económico. Esto supone la superación de la anarquía capitalista y de las contradicciones generadas por este, la sobreproducción y todas sus consecuencias. Mientras los estados capitalistas occidentales, sufrían un colapso económico, la URSS representaba el contrapunto; no solo había recuperado los niveles productivos anteriores a la revolución de octubre, sino que los había superado, desarrollando las condiciones objetivas necesarias para, primero superar las contradicciones del capitalismo liberal burgués y segundo el terrible embate que supuso la segunda guerra mundial. Sin la economía socialista difícilmente se hubiese podido afrontar y ganar la guerra al nacional socialismo, tanto por parte de la URSS como por parte de USA. Tras el final de la guerra, los estados de socialismo real, no solo reconstruyen el aparato productivo destruido durante la guerra, sino que además superan la capacidad anterior a la guerra, impulsando de manera decisiva el desarrollo productivo social, alcanzando la capacidad de los estados capitalistas occidentales, e incluso superándola a principios de los 60 como se jactaba N. Krushev. Teniendo en cuenta las circunstancias al finalizar la segunda guerra mundial, el aparato productivo soviético duramente golpeado (no solo la planta industrial, sino la grave merma de fuerza de trabajo por la muerte de millones de obreros y campesinos), por el contrario USA, mantuvo su aparato productivo y su perdida de fuerza de trabajo fue mínima; el logro de los estados socialistas se torna formidable, a todas luces inconcebible sin la organización socialista de toda la sociedad, sin el socialismo proletario.

El enorme desarrollo de las fuerzas productivas en los estados socialistas proletarios, ya comenzó a evidenciar contradicciones en el desarrollo económico a principios de los años 50. El documento de J. Stalin, (Los Problemas Económicos del Socialismo en la URSS ), recoge elementos de un debate existente entre los comunistas Rusos, que junto con los comentarios de Mao Tse-Tung, de finales de los 50 (Acerca de los Problemas Económicos del Socialismo en la URSS, Anotaciones a los Problemas Económicos del Socialismo en la URSS y Notas de Lectura sobre el Manual de Economía Política de la Unión Soviética) constituyen documentos esenciales para analizar y entender el desarrollo del socialismo y los acontecimientos acaecidos tanto en la URSS (y su entorno), como en China hasta la actualidad.

En el mencionado documento de Stalin, quedan patentes algunos elementos de la concepción Materialista de la Historia, en sus comentarios sobre las leyes objetivas del desarrollo económico, que afectan tanto al “periodo del capitalismo, como al periodo del socialismo”. Véase si no, la siguiente cita del apartado 3 La ley del valor en el socialismo, del citado documento de Stalin:
“A veces se pregunta si la ley del valor existe y actúa en nuestro país, en nuestro régimen socialista.
Sí, existe y actúa. Allí donde hay mercancías y producción mercantil no puede por menos de existir la ley del valor.
En nuestro país la ley del valor extiende su acción, ante todo, a la circulación de mercancías, al intercambio de mercancías mediante la compraventa , al intercambio, principalmente, de las mercancías de consumo personal. Aquí, en esta esfera, la ley del valor sigue desempeñando, naturalmente en ciertos límites, el papel de regulador.
Pero la acción de la ley del valor no queda limitada a la esfera de la circulación de mercancías. Se extiende también a la producción. Cierto es que en nuestra producción socialista la ley del valor no desempeña un papel regulador, pero, con todo y con eso, actúa sobre la producción, cosa que debe ser tenida en cuenta al dirigir ésta. La realidad es que los productos destinados al consumo, necesarios para cubrir los gastos de fuerza de trabajo en el proceso de producción, se producen y se realizan en nuestro país como mercancías sometidas a la acción de la ley del valor. Aquí, precisamente, se pone de manifiesto la acción de la ley del valor sobre la producción. Por este motivo tiene hoy importancia para nuestras empresas cuestiones como el cálculo económico y la rentabilidad, el costo de producción, los precios, etc. Por eso nuestras empresas no pueden ni deben despreciar la ley del valor”
Siendo esto un importante avance en el conocimiento de la realidad, frente a la concepción mecanicista y un tanto idealista de la construcción del socialismo en los años 30, su análisis no deja de ser limitado y erróneo, en cuanto a la caracterización de la situación del capitalismo y el socialismo tras la segunda guerra mundial y la determinación de “las leyes fundamentales del capitalismo moderno y del socialismo”. Aunque Stalin y algunos economistas soviéticos ya vislumbraban los problemas y estaban en la línea correcta para la determinación de las contradicciones del sistema, esa visión se vio truncada primero por su muerte en marzo del 53 y segundo por el proceso de des estalinización llevado a cabo tras su muerte, que culminaría con el XX Congreso del PCUS.

Tras el desarrollo histórico hasta el “derrumbe” de la URSS; hoy podemos afirmar que, las leyes objetivas que han operado en el llamado por Stalin capitalismo moderno y en el socialismo; en esencia son las mismas. Que la ley fundamental del capitalismo, la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, que llevó a los estados capitalistas a la crisis de los 70; también es una ley fundamental que opera de igual manera en los estados socialistas, pero de forma mas virulenta por el alto grado de concentración del capital en el estado socialista. La crisis económica de la URSS y su posterior derrumbe, no se produjeron a causa del fracaso del marxismo, del socialismo o del comunismo; se debió a las mismas causas que desencadenaron la crisis en los países capitalistas. La diferencia estriba en que mientras en los estados capitalistas la crisis desató las contradicciones en el sistema económico, que le llevó a la búsqueda de soluciones a las mismas. En la URSS y países socialistas del este, las contradicciones eran soslayadas, cuando no negadas o las protestas populares que generaban dichas contradicciones reprimidas. A mediados de los 80, las contradicciones eran tan agudas, que exigían medidas drásticas que contrarrestaran el desplome de la capacidad productiva de la economía soviética. Dichas medidas desencadenaron conflictos sociales entre los sectores mas perjudicados por las medidas económicas; fundamentalmente obreros de los sectores industriales. Recuérdese la situación que generó la “reconversión” industrial en los países capitalistas a finales de los 70 y principios de los 80, donde los obreros de los sectores industriales, incluida la aristocracia obrera, se vieron duramente golpeados por las medidas económicas del capital financiero, ofreciendo una fuerte resistencia a las medidas tomadas. En la URSS, la diferencia sustancial era que los sectores obreros industriales, la aristocracia obrera, la “nomenclatura soviética”, detentaba el poder del aparato del estado y ofrecía resistencia a cualquier cambio que significara perdida de status. Esta situación llevó inexorablemente a una confrontación de clases, que junto a la crítica situación económica de la URSS desencadenó un colapso social, que sumió a la sociedad Rusa y las ex republicas soviéticas en una “depresión económica” de consecuencias desastrosas para el tejido económico de la ex URSS, que duró hasta principios del siglo XXI. En todo este proceso social ¿dónde estaban las posiciones proletarias, la línea política e ideológica que iba a llevar a la sociedad hacia una nueva etapa de la humanidad, al comunismo?. Fue derrotada y apartada de la dirección del estado socialista tras el proceso de des estalinización en la URSS. La nueva dirección renunció a la meta del comunismo, su objetivo era perpetuar el socialismo.

18 de marzo de 2008

viernes, 14 de marzo de 2008

Carl Marx: en el 125 aniversario de su muerte


DISCURSO ANTE LA TUMBA DE MARX (F. ENGELS)

El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas lo dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, lo encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Es de todo punto imposible calcular lo que el proletariado militante de Europa y América y la ciencia histórica han perdido con este hombre. Muy pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca.
Así como Darwin descubrió la ley del desarrollo de la naturaleza orgánica, Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero oculto hasta él bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita, en primer lugar, comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte, religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales, y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas, las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los hombres y con arreglo a la cual deben, por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta entonces se había venido haciendo.
Pero no es esto sólo. Marx descubrió también la ley específica que mueve el actual modo de producción capitalista y la [172] sociedad burguesa creada por él. El descubrimiento de la plusvalía iluminó de pronto estos problemas, mientras que todas las investigaciones anteriores, tanto las de los economistas burgueses como las de los críticos socialistas, habían vagado en las tinieblas.
Dos descubrimientos como éstos debían bastar para una vida. Quien tenga la suerte de hacer tan sólo un descubrimiento así, ya puede considerarse feliz. Pero no hubo un solo campo que Marx no sometiese a investigación —y estos campos fueron muchos y no se limitó a tocar de pasada ni uno solo—, incluyendo las matemáticas, en que no hiciese descubrimientos originales.
Tal era el hombre de ciencia. Pero esto no era, ni con mucho, la mitad del hombre. Para Marx, la ciencia era una fuerza histórica motriz, una fuerza revolucionaria. Por puro que fuese el goce que pudiera depararle un nuevo descubrimiento hecho en cualquier ciencia teórica y cuya aplicación práctica tal vez no podía preverse aún en modo alguno, era muy otro el goce que experimentaba cuando se trataba de un descubrimiento que ejercía inmediatamente una influencia revolucionadora en la industria y en el desarrollo histórico en general. Por eso seguía al detalle la marcha de los descubrimientos realizados en el campo de la electricidad, hasta los de Marcel Deprez en los últimos tiempos.
Pues Marx era, ante todo, un revolucionario. Cooperar, de este o del otro modo, al derrocamiento de la sociedad capitalista y de las instituciones políticas creadas por ella, contribuir a la emancipación del proletariado moderno, a quien él había infundido por primera vez la conciencia de su propia situación y de sus necesidades, la conciencia de las condiciones de su emancipación: tal era la verdadera misión de su vida. La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos. Primera "Rheinische Zeitung", 1842 (1); "Vorwärts" de París, 1844 (2); "Deutsche-Brüsseler-Zeitung", 1847 (3); "Neue Rheinische Zeitung, 1848-1849 ******; "New-York Daily Tribune", 1852-1861 (4), a todo lo cual hay que añadir un montón de folletos de lucha, y el trabajo en las organizaciones de París, Bruselas y Londres, hasta que, por último, nació como remate de todo, la gran Asociación Internacional de los Trabajadores, que era, en verdad, una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiese creado ninguna otra cosa.
Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían a lanzar [173] difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él, diseminados por toda Europa y América, desde las minas de Siberia hasta California. Y puedo atreverme a decir que si pudo tener muchos adversarios, apenas tuvo un solo enemigo personal.
Su nombre vivirá a través de los siglos, y con él su obra.

Discurso pronunciado en inglés por F. Engels, en el cementerio de Highgate, el 17 de marzo de 1883. Se publica de acuerdo con el texto del periodico. Publicado en alemán, en el periódico "Der Sozialdemokrat" Nº 13, del 22 de marzo de 1883. Traducido del alemán.

NOTAS
(1) 46 Rheinisehe Zeitung für Politik, Handel und Gewerbe («Periódico del Rin para cuestiones de política, comercio e industria»): diario que se publicó en Colonia del 1 de enero de 1842 al 31 de marzo de 1843. En abril de 1842, Marx comenzó a colaborar en él, y en octubre del mismo año pasó a ser uno de sus redactores; Engels colaboraba también en el periódico.- 80, 172, 361, 409
(2) 115 "Vorwärts" («Adelante»): periódico alemán que se publicó en París desde enero hasta diciembre de 1844 dos veces por semana. Colaboraban en él Marx y Engels.- 172, 187
(3) 51 "Deutsche-Brüsseler-Zeitung" («Periódico Alemán de Bruselas»): periódico fundado por los emigrados políticos alemanes en Bruselas; se publicó desde enero de 1847 hasta febrero de 1848. A partir de septiembre de 1847, Marx y Engels colaboraban permanentemente en él y ejercían una influencia directa en su orientación. Bajo la dirección de Marx y Engels, se hizo órgano de la Liga de los Comunistas.- 82, 172, 191
(*******) Véase el presente tomo (Obras escogidas de Marx y Engels en tres tomos), págs. 174-183. (N. de la Edit.)
(4) 58 "New-York Daily Tribune" («Tribuna diaria de Nueva York»): diario progresista burgués que se publicó de 1841 a 1924. Marx y Engels colaboraron en él desde agosto de 1851 hasta marzo de 1862.- 83, 172